En la lectura de esta semana, es Verónica Gerber quien nos lleva por su prólogo y de la mano en En una orilla brumosa para hablarnos sobre el futuro de las narraciones literarias, visuales y el arte.
Cuando se trata de escritura, la balanza que indicará los gramos y kilos con cierta exactitud es nuestro lenguaje verbal. (Gerber, pp. 13)
El bagaje cultural que posee un escritor se dicta en los libros que ha leído y la información que ha consumido pues en sus palabras se leerá la profundidad y el conocimiento que el autor posee.
Gerber comienza el prologo del libro con el ensayo especulativo a lo que ella se refiere con esto es lo siguiente:
El ensayo especulativo sería una forma de sopesar (dejarse infiltrar por fragmentos del mundo) y diagnosticar (infiltrarse en las cavidades del mundo) con herramientas verbales y visuales que, a su vez, se dirigen al pasado o al futuro para reescribir el presente. (Gerber, pp. 14)
El ensayo especulativo es un vaivén de información del pasado y del futuro para crear un presente.
La ficción especulativa se introduce en algún futuro posible para alumbrar el presente… Ensayar especulativamente se trataría precisamente de algo así: una conciencia del tiempo «al revés». (Gerber, pp. 14)
Durante el prólogo, Verónica nos desglosa algunas herramientas y practicas que le suman al ensayo especulativo, a la primera la llama “Practica caligramática” la cual recupera de la mano de Foucault tres maneras de interpretarla.
Primera: Leer lo que ves, ves lo que lees.
Si lo vemos, no podemos leerlo; si lo leemos, no lo estamos viendo. (Gerber, pp. 15)
Segunda: Imágenes vs su significante.
La figuración visual y el texto conviven en el espacio compositivo de la pintura, pero están separadas y se niegan una a la otra. (Gerber, pp. 16)
Tercera: El lenguaje al límite.
«el caligrama pretende borrar lúdicamente las más viejas oposiciones de nuestra civilización alfabética: mostrar y nombrar; figurar y decir; reproducir y articular; imitar y significar; mirar y leer». (Gerber, pp. 16)
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Gerber propone el internet como si de un caligrama gigante se tratara.
La distopia de las historias y el juego entre el futuro y el pasado para armar un solo presente, esta muy marcado en el prólogo de Verónica, en autónomas e ininteligibles nos plantea lo que Cecilia Miranda había puesto sobre la mesa: la posibilidad de tener los ojos en los pies y que, aunque suene demasiado loco nos pone a pensar sobre ¿Qué nuevas habilidades desarrollaríamos o que tipo de capacidades perderíamos, o por el contrario generaríamos?
Mientras leía el prologo de Verónica no pudo evitar venir a mi memoria uno de los textos que han estado en boca de muchos, y es que no es para menos, lo que nos propone Margaret Atwood en su libro El cuento de la criada dista bastante sobre lo que la lectura de esta semana nos trajo.
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Para poner en contexto a los que no han tenido oportunidad de leer el libro o ver la serie, les dejo lo sig.
Tras realizar un golpe militar asesinando al presidente y atribuyendo dichos ataques al terrorismo islámico, unos políticos teócratas llegan al poder de Estados Unidos, que pasa a denominarse República de Gilead… Con la excusa de la defensa contra la violencia, aumentan el autoritarismo, disminuyendo las libertades y derechos sociales. Suprimen la libertad de prensa y los derechos de las mujeres, quienes se dividen en castas. En la trama se promueve el miedo y la sospecha entre ellas. La "criada" es una mujer que se considera un objeto, cuyo valor está en sus ovarios, siendo un receptáculo necesario para alcanzar el nivel de nuevos nacimientos deseado en Gilead, velando por mantener el modelo de sociedad impuesto. (Wikipedia, 2021)
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Les recomiendo mucho que lean y vean la serie, en serio no van a despegar el ojo. En esta realidad que Atwood nos plantea podemos ver como el caligrama que nos plantea Gerber se desdobla para darle un nuevo significado a la sociedad, a la religión, a las mujeres y al valor que tienen en la sociedad el cual está dictado por el poder de la fertilidad.
También cabe destacar que Margaret se presenta como Margaret Atwood en sus obras y afortunadamente no tiene que poner algún seudónimo o publicar sus obras de manera anónima, como nos lo plantea Gerber
La autoría es una figura patriarcal y, por tanto, habitarla debiera resultarnos por lo menos incómodo. Se trata, a fin de cuentas, de una figura de autoridad. (Gerber, pp. 30)
En el mundo distópico que Atwood nos plantea, las criadas tuvieron que hacer su propio lenguaje, se comunicaban a través de miradas, pequeñas señas, utilizando principalmente su cuerpo, tuvieron que hacerse de un lenguaje corporal que les permitiera comunicarse entre ellas sin que los demás lo notaran, esa fue una de las capacidades que lograron desarrollar los personajes de la historia.
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Lo cual también me recordó cuando Gerber cita a Octavia Butler y su historia Sonidos de habla, en donde, el texto comparte semejanzas con el relato de Atwood.
La única posibilidad de comunicación que queda es el lenguaje corporal (o lo poco que entendemos de este) y, desde luego, cargar con un arma para resolver cualquier ambigüedad que pueda suscitarse. Es un mundo violento e inquietante, pero no por desconocido, sino por su inminente posibilidad de existir. (Gerber, pp. 20)
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Es muy interesante como Verónica, plantea en el prólogo de su texto la conjugación de los tiempos para crear uno solo. Y aunque por supuesto esto tiene siglos haciéndose, es en esta ocasión Gerber la indicada de desglosar y mostrarnos como lo ha hecho ella para llevarlo a una comprensión más fortuita.
Referencias:
colaboradores de Wikipedia. (2021a, junio 27). El cuento de la criada. Wikipedia, la enciclopedia libre. Recuperado 7 de noviembre de 2021, de https://es.wikipedia.org/wiki/El_cuento_de_la_criada#Argumento
Verónica Gerber. 2021. En: En una orilla brumosa: cinco rutas para repensar los futuros de las artes visuales y la literatura (Prólogo).